Valorada desde la antigüedad como alimento de dioses, considerada como manantial de juventud por sus propiedades cosméticas, fuente de sabiduría y hasta de inmortalidad por ser un excelente conservante natural, la miel de abejas es extensamente utilizada por los seres humanos en interés a sus reconocidas propiedades medicinales y alimentarias. Las referencias históricas que citan la miel son innumerables, desde pinturas rupestres a edictos bíblicos testifican desde tiempos inmemoriales que este preciado bien ha estado presente entre nosotros.
Grandes civilizaciones antiguas como egipcios y griegos, la calificaron de producto sagrado. Incluso fue tan alta su estima que se utilizó como forma de pago de impuestos. Hizo uso de sus propiedades medicinales Hipócrates, considerado el Padre de la Medicina, la empleó para curar heridas y aliviar distintos dolores, afecciones de la piel y también úlceras.
Diversos estudios científicos en la actualidad demuestran sus beneficios para la salud, como fuente de energía, regenerador celular y estimulante del sistema inmunológico. De igual manera resaltan sus propiedades antiinflamatorias, antibiótica, antiséptica, cicatrizante, vigorizante, calmante y preservante; por las cuales se le considera eficaz para combatir múltiples afecciones digestivas, metabólicas, cardiovasculares, dermatológicas, oftalmológicas y genitourinarias.
Su consumo regular mejora la asimilación de otros alimentos, porque es muy digestiva, ayuda al crecimiento y fortalecimiento delos huesos, es buena para el corazón, el hígado, el estómago y el intelecto. La miel puede ayudar a combatir el insomnio.
Ingerir una sola cucharada de este producto disuelta en una infusión relajante antes de acostarnos, produce un efecto tranquilizador en nuestro cerebro y nuestro cuerpo, ya que la miel facilita la acción del triptófano, responsable de la segregación de serotonina en nuestro organismo, que ayuda a regular el sueño .Por ejemplo, dos cucharaditas con el zumo de un limón, para combatir el catarro y la tos. Una cucharadita en ayunas, para las úlceras. Miel con cebolla y ajo, ideal para el asma. Una cantidad generosa, aplicada rápidamente, alivia la piel quemada. Frotarla con un paño de gasa o algodón es ideal para curar las aftas bucales.
No es de extrañar que su comercialización y empleo aumente cada día en el mundo, donde se reconocen unas 320 variedades de miel, que dependen del tipo de flor dela cual se extrae el precioso néctar y del tipo de abeja que la produjo. La miel se considera un “alimento entero” ya que posee una compleja composición química, incluye gran cantidad de carbohidratos, enzimas, aminoácidos, ácidos orgánicos y antioxidantes. Esa demás, rica en vitaminas como la B, C, D y E y numerosos minerales como hierro cobre, fósforo, potasio, calcio, magnesio, zinc y manganeso .
De ella y sus derivados se desprende la Apiterapia, una forma de medicina alternativa, la cual consiste en el uso con fines curativos de la miel y otros productos procedentes de las colmenas. Esta terapia natural aboga por un mayor aprovechamiento mayor de sus propiedades antibióticas, para minimizar el abuso de los antibióticos convencionales ante la presencia de enfermedades virales. De este modo, respaldada por conocimientos ancestrales, estudios actuales y sobretodo, brindada con amor por abuelas y madres, hemos recibido en nuestras vidas el poder curativo y casi milagroso de la miel.