Proteger y cuidar a los niños, no solo de los daños que en su salud provoca la Covid-19, sino además de los efectos emocionales que la epidemia puede ocasionar en ellos, ha sido también un reto constante para la comunidad científica desde el primer momento de la pandemia.
Preguntas tales cómo ha influido en la población de riesgo, sobre todo en los más jóvenes, el confinamiento impuesto por la situación epidemiológica ocasionada por la Covid-19, o qué acciones se ponen en práctica para aliviar los efectos sicológicos que pudiera traer consigo la enfermedad en niños, adolescentes y jóvenes, son motivo de análisis y reflexión permanente de los científicos.
Especialistas de varios sectores y expertos de Salud Pública realizan investigaciones para desarrollar acciones integrales encaminadas a la atención a niños, adolescentes y jóvenes en el transcurso de estos meses.
Una doctora cubana Carmen Beatriz Borrego Calzadilla, jefa de la Sección Salud Mental de Salud Pública, trabaja en un amplio programa de apoyo sicosocial y de Salud mental diseñado en el país durante la emergencia sanitaria provocada por la Covid-19 el cual tiene como elemento significativo haber sido concebido integralmente, con acciones que van desde la promoción, educación, prevención, terapéuticas y docentes hasta las investigativas.
El propósito es minimizar tanto como sea posible el impacto que tienen sobre la salud mental de la población infanto-juvenil y de la familia las medidas de confinamiento y, sobre todo, el tiempo que se está prolongando la emergencia sanitaria.
El autocuidado y la autorresponsabilidad son dos aspectos muy importantes en los que tenemos que seguir trabajando, valoró Borrego Calzadilla. “Esa es la vacuna que este grupo propone para acompañar al país y lograr una contención de esta pandemia”, precisó.
¿Qué ha sucedido con los más jóvenes en estos difíciles meses? ¿Qué impacto emocional ha dejado en ellos esta situación extraordinaria?, se pregunta por su parte la doctora Tania Adriana Peón Valdés, especialista en Psiquiatría Infantil, quien corroboró la importancia de atender de manera diferenciada a este grupo de riesgo.
El propio confinamiento para protegerlos de la enfermedad –refirió- ha generado una serie de condiciones que llevan a que en los hogares no siempre haya sido posible el cumplimiento de algunas actividades esenciales para su desarrollo.
El juego en el caso de la primera infancia; los estudios en los niños en edad escolar; y las relaciones con sus coetáneos en lo particular para los adolescentes, precisó, son actividades esenciales para el desarrollo sicológico que en este difícil año han estado condicionadas por la pandemia.
Teniendo en cuenta los resultados de las investigaciones que se han llevado a cabo por expertos de la Salud, de la sicología, de la siquiatría y de la pedagogía, explicó Peón Valdés, los niños, adolescentes y jóvenes han mostrado diversas respuestas adaptativas ante el confinamiento.
Como parte de ellas, comentó la manifestación de un exceso de apego, ansiedad, irritabilidad, llanto frecuente, voluntarismo, conducta rebelde y desafiante, así como dificultad para concentrarse. De igual manera, dijo, se ha producido un incremento en el uso de las tecnologías y un cambio sustancial en sus hábitos de vida.
Al realizar una breve caracterización de la población que ha enfermado en estas edades, explicó que su fuente de infección mayoritariamente ha sido el entorno familiar. El 51% de los contagiados pertenece al sexo masculino y el 49% al femenino; en tanto las mayores cifras se encontraban en los pacientes de 18 años.
Particularmente sobre las adaptaciones curriculares que ha sido necesario poner en práctica, Silvia Navarro, directora del Instituto de Ciencias Pedagógicas, comentó que ellas han abarcado todos los niveles de enseñanza y han incluido el desarrollo de aplicaciones informáticas para facilitar y acompañar el proceso de aprendizaje en medio de la actual situación epidemiológica.
Para las investigaciones que hemos realizado, señaló, se han dividido los estudiantes en tres grupos: los convalecientes, los que no enfermaron pero tuvieron relación con algún paciente, y los que no han tenido vínculo directo con la enfermedad. Son estos últimos, aseguró, quienes más se han afectado emocionalmente, en tanto los convalecientes muestran mayor apego y dificultad para la concentración.
Y para acompañar la atención a los más jóvenes también se ha buscado el apoyo de las neurociencias, a partir de las cuales, detalló Rosario Torres, jefa del departamento de Sicología de Neurociencias, se han elaborado propuestas de aplicaciones informáticas para orientar a los padres sobre lo que deben hacer en los hogares y otras con actividades para el desarrollo del niño en edad preescolar.
En ese camino, se han fortalecido además las relaciones de colaboración con otras instituciones de la educación y de la salud que han permitido mayores avances. Tal es el caso de las propuestas reconocidas por el director de Cinesoft, Iván Barreto, quien consideró un enorme reto convertir en mensajes para los más jóvenes las indicaciones y sugerencias dadas por el grupo de salud mental: mensajes claros y a la vez sencillos para que nuestros niños entiendan.