Nutrición

Las necesidades de nutrición en la mujer son cambiantes a lo largo de su vida

La mujer actual, empoderada profesional y socialmente, también debe estarlo en el terreno de la buena nutrición. Todas las mujeres precisan conocer las diferentes necesidades nutricionales que requiere su organismo en las diversas etapas de la vida.

El nutriólogo Matías Marchetti, especialista en cambios conductuales de la familia, nos lleva de la mano por un recorrido en los cambios nutricionales que se presentan en cada etapa de la vida de la mujer.

Infancia y Juventud

En etapas de crecimiento, la mujer debe consumir más cantidad de calorías, ya que requiere de energía para la formación de diversos tejidos; luego en la etapa de la adultez la cantidad de macronutrimentos (hidratos de carbono, proteínas y lípidos) se mantiene estable. “Idealmente esto se logra llevando un estilo de vida saludable, comiendo alimentos reales, evitando desde edades tempranas los alimentos ultraprocesados y realizando actividad física vigorosa”, comenta el nutriólogo argentino. 

En cuanto al hierro, una mujer duplica o casi triplica su requerimiento cuando llega a la adolescencia, esto se debe al comienzo de la menstruación. Desde la menarca (primera menstruación), la mujer debe incrementar la ingesta de hierro a través preferentemente de la dieta, y si no es posible, entonces con el uso de suplementos. La menstruación lleva a una pérdida regular de hierro, y esto hace que las mujeres en edad reproductiva tengan más propensión a la anemia ferropénica que los hombres.

Embarazo y lactancia

Durante el embarazo las necesidades nutricionales de la mujer son mayores que en otras etapas de su vida. Durante la primera mitad del embarazo se necesita alimento adicional para el útero de la madre, los pechos y la sangre – todos ellos aumentan en tamaño o cantidad – al igual que para el crecimiento de la placenta. La mayor necesidad de alimento continúa en la última mitad del embarazo, pero es durante el último trimestre cuando los nutrimentos adicionales son sobre todo necesarios para el feto en rápido crecimiento. Una dieta adecuada durante el embarazo ayuda a la madre a ganar peso adicional que es fisiológicamente deseable y a garantizar el peso normal del bebé al nacer. Durante la lactancia aumentan significativamente las necesidades de nutrimentos para sustentar este proceso complejo.
En México, de acuerdo con la Academia Mexicana de Medicina, se recomienda la lactancia hasta los 6 meses de vida del bebé, momento en que se inicia con la alimentación complementaria con otros líquidos y alimentos

Por otra parte, la Academia Americana de Nutrición y Dietética, concluye que otro nutrimento fundamental para la mujer es el ácido fólico, que juega un papel predominante en disminuir los defectos de nacimiento a nivel de sistema nervioso central del feto. Es muy importante que durante el embarazo y lactancia consultes con tu médico para que te guie sobre el uso apropiado de suplementos de ácido fólico en estas etapas.

Menopausia

En la etapa de la menopausia las mujeres deben aumentar el consumo de calcio, ya que es una etapa en donde cae abruptamente la producción de estrógenos (hormona sexual femenina que tiene pico de secreción en los primeros días del ciclo menstrual) y con ello, trae diversas consecuencias; como la disminución de la masa muscular y ósea y aumento del riesgo de osteoporosis, entre otras. “Por esta razón, es que en esta etapa vital se incrementan los requerimientos de calcio y vitamina D para las mujeres. En esta etapa aumenta también el riesgo cardiovascular y cardiometabólico, el riesgo de osteoporosis, entre otras cosas. El consumo apropiado de proteínas y hacer actividad física, también es crucial en esta época para evitar la sarcopenia que es la pérdida de masa muscular.”

¿Dónde encontrar los nutrimientos clave para la mujer?
Calcio: Lo podemos encontrar en los lácteos (leche, yogurt, quesos y también en fuentes de origen vegetal como las almendras, semillas de sésamo molidas, el tofu y las coles como brócoli, kale, coliflor, etc).

Hierro: Sus principales fuentes están en la carne de res, pollo o cerdo en las que obtenemos el hierro “hemo”, cuya absorción es mayor que la del hierro “no hemo”, este lo encontramos en legumbres, cereales, frutos secos. Este último hierro es igual de importante que el hierro hemo, aunque se aproveche de mejor manera. “Lo bueno es que hay diversas alternativas para que este hierro que no proviene de las carnes tenga mayor biodisponibilidad (mayor utilización por parte del organismo) como por ejemplo comer de postre cítricos / condimentar la ensalada que tiene lentejas con jugo de limón (ya que el ácido aumenta su absorción); evitar el café o té luego de comer (esperar 1 a 2 horas luego de comer), ya que disminuye la absorción”, recomienda Matías Marchetti.  
 
Vitamina D: Su principal fuente es el sol, se recomienda 3 veces por semana 15 minutos de exposición solar en gran parte de la piel del cuerpo, tratando de que no sea en las horas más fuertes del sol para evitar así, el uso del protector solar. También se encuentra en los pescados grasos, como el salmón, caballa, arenque, yema de huevo, etc. 

Ácido Fólico: Esta vitamina se encuentra en vegetales de hoja verdes, naranjas y legumbres como chícharos y frijoles.

¿Y qué hay del ejercicio?

En cuanto al ejercicio, Matías Marchetti quien es también nutriólogo especialista en deporte, enfatiza que, “Lo más importante en cualquier etapa de la vida de la mujer, es que realice la actividad física que le guste, ya sea deportiva o recreacional. Las bases siempre serán combinar ejercicios de fuerza y resistencia traducidos en la mejor versión de la actividad que le de placer a cada mujer”.