El uso lúdico, además de médico, aprobado por el congreso aunque sea limitadamente, acerca mucho más al consumidor a los límites de la terapia y la adicción, en especial si se recurre a ella en momentos de frustración, estrés u otros problemas de naturaleza psicológica.
Esta realidad te obliga a buscar y definir cuáles son los factores psicosociales que más incidencia tienen en tu conducta la cual te arrastra a consumir drogas, primero de forma timorata y bajo la creencia de que nunca te vas a convertir en adicto, y después de forma irrefrenable.
En este artículo te ayudamos un poco con el abismo de la frustración, uno de los factores con mayor incidencia en las adicciones, y por eso lo tratamos someramente en esta sección de la forma más potable posible para que sea entendido por todos nuestros lectores.
Hay muchos estudios centrados en esta problemática de la adicción a las drogas, que enfocan la frustración como un factor en los trastornos por uso de sustancias sicotrópicas.
las personas con trastornos por uso de sustancias tienen menor tolerancia a la frustración
Uno de ellos es el publicado en la revista médica ‘Psychopharmacology’, el cual señala que la investigación sobre el papel de la frustración y los trastornos por uso de sustancias es escasa, pero varios estudios sugieren que las personas con trastornos por uso de sustancias tienen menor tolerancia a la frustración. Los estudios han demostrado que la sensibilidad a la frustración se correlaciona con la recaída entre las personas con trastornos por uso de sustancias.
La investigación tradicional sobre adicciones se ha centrado en tres aspectos de los trastornos por uso de sustancias: deseo, impulsividad o hábito. Los científicos plantearon la hipótesis de que un cuarto factor, la frustración, también podría conducir a una escalada del consumo de drogas y la adicción.
Los estudios de UTMB utilizaron un modelo de rata para centrarse en el comportamiento relacionado con la frustración. Las ratas pueden ser adiestradas para presionar una palanca para obtener comida o drogas (reforzadores), y la frustración se define como cuando un sujeto no puede lograr un reforzador, recibe menos reforzador de lo anticipado o tiene que trabajar más para lograr un reforzador.
Un ejemplo de comportamiento de frustración es cuando alguien no puede hacer que el canal de la televisión cambie o cuando un ascensor tarda demasiado en llegar. Las personas a menudo responden a ambas situaciones presionando el botón repetidamente o presionando el botón por más tiempo con intentos repetidos. Esta respuesta humana típica a la frustración es la misma en las ratas, ha señalado el doctor Thomas A. Green, del Departamento de Farmacología y Toxicología de la UTMB.
Cuando una rata presiona repetidamente una palanca que se suponía debía entregar un gránulo de sacarosa con sabor a plátano, pero los gránulos nunca llegan, mantienen presionadas las palancas por más tiempo a medida que aumenta la frustración, añade.
Por su parte, la candidata a doctorado en el Departamento de Farmacología y Toxicología de la UTMB y autora principal del artículo, Tileena Vasquez, explica que el estudio mostró que todas las ratas presionarían una palanca para las infusiones intravenosas de fentanilo, un opioide sintético, pero alrededor del 10 por ciento de los roedores aumentaría la ingesta de fentanilo a aproximadamente el doble de la media.
Incluso cuando las ratas toman cantidades masivas de droga, su presión sobre la barra se alarga (en algunos casos hasta 10 minutos de duración), aunque los investigadores no aumentaron la cantidad de droga administrada.
La conclusión es que estas ratas están susceptibles a un mayor consumo, a pesar de que están tomando tanto fentanilo como sus cuerpos pueden soportar, porque se sienten frustradas porque todavía no están recibiendo suficiente medicamento para satisfacerlas.
Green dice que el estudio tiene implicaciones obvias para los estudios futuros del trastorno por consumo de opioides y ayudará a los científicos a comprender cómo la frustración, así como el deseo, la impulsividad y el hábito pueden conducir a una escalada de opioides.
Tomado de la revista médica ‘Psychopharmacology’
