El cáncer es una de las principales causas de muerte entre niños y adolescentes en todo el mundo, según la Organización Mundial de la salud (OMS). En los países de ingresos altos, más del 80 por ciento de los niños afectados de cáncer se curan, pero en muchos países de ingresos medianos y bajos la tasa de curación es de aproximadamente el 20.
Se trata de una de las enfermedades más difíciles de afrontar que existen. En realidad, cualquier patología que afecte a un niño provoca un gran impacto en la vida del infante y de su familia.
Es frecuente que los miembros de la familia sufran una montaña rusa de emociones cuando hay presente un niño enfermo.
Desde miedo, tristeza, rabia y estrés hasta ansiedad, además, hacerle comprender a un niño cómo es el proceso que va a vivir puede ser complejo. Para la mayoría de los padres, las primeras semanas son difusas, pues tienen mucho que asimilar tras el diagnóstico del hijo con cáncer, pudiendo resultar abrumador.
Muchas veces, comunicarle al niño o a la niña que padece cáncer infantil es uno de los aspectos más complicados para los familiares. Es complejo encontrar la manera de explicarle lo que le está ocurriendo o lo que va a suceder, a raíz de la propia enfermedad y de los tratamientos.
Según explican científicos, la edad del infante es un factor a considerar a la hora de comunicar la noticia. No obstante, es importante que la información que le den sus padres sea real y precisa. No es adecuado camuflar la verdad. Además, hay que intentar controlar las emociones en cada momento, ya que ellos interpretarán las expresiones y el tono de la voz.
Cuando se trata de bebés o niños menores de tres años es casi imposible que entiendan el cáncer infantil. Por eso hay que tratar de poner en práctica otras medidas, para infundirle tranquilidad y sensación de normalidad.
Por ejemplo, hay que buscar formas de juego que sean seguras para él. Cualquier entretenimiento que le ayude a manejar el estrés y el dolor es útil. Del mismo modo, hay que demostrarles cariño, calma y seguimiento de rutinas adecuadas.
Entre los tres y cinco años de edad el niño o la niña deberían familiarizarse con el entorno hospitalario y los tratamientos. Muchos médicos recomiendan que se realice una explicación sobre cada utensilio y que los pequeños los toquen y los vean antes de una terapéutica.
Cuando son mayores, lo más probable es que sean capaces de entender lo que sucede. Por eso, es usual que sean muy curiosos, que sientan miedo o rabia. Sobre todo en la adolescencia. Es fundamental ser sinceros con ellos.
Afrontar el diagnóstico del cáncer infantil, cuando se trata de tu hijo, puede ser una de las situaciones más duras de la vida. Tal y como explica American Cancer Society, es normal tener una explosión de sentimientos diferentes. Por ejemplo, conmoción, miedo, ansiedad, culpabilidad o depresión. Todas ellas son normales. Sin embargo, hay que buscar la forma de canalizarlas. No se debe dejar que interfieran en el apoyo que el niño necesita y espera de sus padres.
Es recomendable buscar apoyo por parte de diferentes especialistas, familiares y amigos. Hablar con un psicólogo, con los médicos y con el resto de personal sanitario puede ayudar. En especial, contribuye el hecho de informarse muy bien sobre el tratamiento y eliminar cualquier duda que aparezca sobre el cáncer infantil.
Es importante abrirse y no guardar todas estas tensiones o miedos en uno mismo, al igual que buscar cualquier tipo de ayuda cuando sea necesario. Por ejemplo, para el trabajo o las tareas domésticas.
Por otra parte, hay que intentar cuidarse a uno mismo. Comer, descansar bien y tener una buena salud es esencial para poder sobrellevar el proceso. Hacer ejercicio ayuda a liberar parte del estrés y la ansiedad acumuladas.
Otra práctica interesante es hablar con otros padres que estén en la misma situación. Esto ayuda a la comprensión de que nadie es culpable del problema. La comunicación suele servir para desahogarse y obtener más información sobre pequeños detalles del cáncer infantil.
Hay otros muchos consejos que pueden ayudar a los padres a afrontar el cáncer infantil, además de los que ya hemos señalado. Tal y como explica un artículo de Healthy Children, uno de los pilares básicos es cuidar la relación de pareja. Sobre todo en el caso en el que los padres aún mantengan una.
Es frecuente que el vínculo se deteriore. Sobre todo por el estrés, la dificultad para repartirse las tareas y la responsabilidad que asume cada uno. Hay que fomentar la comunicación entre ambos.
Se aconseja que las decisiones se tomen en consenso. También es importante dedicar un pequeño espacio de tiempo a disfrutar juntos, relajándose o realizando actividades de ocio. Incluso se puede realizar terapia de pareja.
El cáncer infantil puede causar muchos problemas a nivel laboral. Hay padres que se ven obligados a dejar de trabajar, por lo que se reducen de forma considerable los ingresos. Además, algunos tratamientos requieren un gasto elevado de medicamentos y transporte.
En estos casos es fundamental pedir ayuda a los profesionales sanitarios. Tampoco está de más tratar de recibir algo de apoyo de cualquier persona cercana o de los familiares.
Es normal que, ante el cáncer infantil, aparezcan muchas dudas, preguntas e incluso desconfianza. A veces los padres sienten poca empatía con el médico. Es lógico pretender que el tratamiento del niño sea el mejor, el más efectivo y adecuado para su condición. No obstante, hay que intentar confiar siempre en los especialistas. No toda la información que se obtiene en internet o los medios es veraz. Por eso, cualquier duda hay que consultarla con ellos.
La comunicación con el niño es otro de los aspectos esenciales. Como explicábamos al comienzo, es fundamental que el pequeño comprenda lo que ocurre. También que se sienta seguro y en confianza como para preguntar cualquier duda. Además, es posible que a partir de una edad ellos quieran opinar acerca de sus preferencias sobre el tratamiento. Por eso es recomendable hacerlos partícipes de las decisiones.
El cáncer infantil tiene un impacto muy serio en los niños que lo padecen. Son numerosas las dificultades a las que deben enfrentarse a lo largo del proceso. A nivel escolar pueden sentirse marginados.
Por eso, es fundamental crear un clima de confianza y comunicación. A partir de los siete años ya comprenden el concepto de enfermedad y muerte. Esto es algo que se debe trabajar con tacto y paciencia.
Ciertos tratamientos frente al cáncer infantil provocan cambios en la apariencia que pueden hacer que el niño se sienta acomplejado. Por ejemplo, la quimioterapia puede hacer que se debilite y se caiga el cabello.
Es normal que no consigan cumplir con todos los requisitos escolares. Aún así, es importante elogiar sus éxitos, comprender su situación y apoyarlos. Es necesario que se sientan queridos y que su autoestima no se vea perjudicada.
El cáncer infantil, en muchos casos, se trata en lugares especiales para niños. Sin embargo, esto no quita que sea un entorno diferente, que tienda a producir temor y ansiedad. Por eso, lo ideal es familiarizarlos con este sitio. También se puede aumentar la comodidad con juguetes, peluches o entretenimientos.
El cáncer infantil es algo muy complejo de afrontar, tanto para los familiares como para los propios niños. Por eso, es fundamental considerar la ayuda de especialistas y familiares. También hay que tratar de crear un clima de confianza y seguridad para el niño.
Cuando un hijo tiene cáncer, tener conocimiento del plan del tratamiento, así como el posible impacto que podría tener sobre la vida diaria del hijo y de la familia puede ser útil para que los padres manejen la situación y comiencen a planear para el futuro. Al mismo tiempo que los padres procuran tener un control de su propio estrés y conmoción, también estarán recibiendo demasiada información sobre el cáncer del hijo, las opciones de tratamiento y lo que pueden esperar que suceda.
Muchos padres se sentirán agobiados con la información en un comienzo y se preguntarán cómo podrán estar al pendiente de tantas cosas. Los padres además tienen preguntas sobre cómo mantener informado al hijo y a la familia sobre lo que está pasando.