Sin una causa clara conocida y sin un síntoma guía, el diagnóstico temprano del cáncer de ovario supone un reto. No obstante, en los últimos años se ha producido un aumento pequeño aunque relevante en términos de supervivencia. El abordaje multidisciplinar es fundamental para mejorar el pronóstico.
El cáncer de ovario es la transformación maligna de este órgano del aparato reproductor femenino. Actualmente, se sabe que esta enfermedad oncológica se origina en la trompa de Falopio, ese pequeño conducto que va desde el ovario al útero.
Esta enfermedad ocupa el quinto lugar como causa de fallecimientos por cáncer entre las mujeres y es el responsable de más fallecimientos que cualquier otro cáncer del sistema reproductor femenino. El riesgo de una mujer de padecer cáncer ovárico durante el transcurso de su vida es de aproximadamente 1 en 78. Su probabilidad de morir de cáncer ovárico en el transcurso de su vida es de aproximadamente 1 en 108.
Este cáncer se origina principalmente en mujeres de edad avanzada. Alrededor de la mitad de las mujeres diagnosticadas con cáncer de ovario tienen 63 años o más.
Es una enfermedad grave relativamente frecuente y, desgraciadamente, se diagnostica de manera tardía (en dos terceras partes de los casos cuando ya está muy avanzada) porque es una patología silente. En los últimos años, ha mejorado la supervivencia en cáncer de ovario gracias a avances terapéuticos aunque se trata de un aumento de la supervivencia todavía pequeño.
De forma global, el 45% de las pacientes diagnosticadas de cáncer de ovario sobreviven a los 5 años. Esto dependerá del estadio de la enfermedad, es decir, del volumen del tumor en el momento del diagnóstico.
Factores predisponentes
Todavía no hay una causa clara y establecida de por qué se origina el cáncer de ovario. Como la mayoría de los cánceres, el de ovario tiene un origen genético, lo cual no quiere decir que sea hereditario. Aunque, en alrededor del 14% de las pacientes, el cáncer de ovario tiene una presentación familiar; de tal manera que las hijas podrían heredar la predisposición de sus madres.
La mayoría de las mujeres presenta uno o más factores de riesgo de cáncer de ovario. Sin embargo, la mayoría de los factores comunes aumenta el riesgo de la mujer sólo ligeramente, de manera que explican sólo en parte la frecuencia con que se presenta esta enfermedad. Hasta ahora, lo que se conoce sobre los factores de riesgo no se ha traducido en formas prácticas de prevenir la mayoría de los casos de cáncer de ovario.
Se puede reducir el riesgo de padecer el tipo de cáncer de ovario más común, el ovárico epitelial. Se sabe mucho menos acerca de las maneras para reducir el riesgo de padecer tumores del estroma y de células germinales de los ovarios, de modo que esta información no aplica a estos tipos. Es importante entender que algunas de estas estrategias reducen su riesgo sólo ligeramente, mientras que otras lo reducen mucho más. Algunas estrategias son fáciles de seguir, mientras que otras requieren cirugía. Si se está preocupada por su riesgo de cáncer de ovario, se debe consultar a los profesionales de la salud, ya que ellos le pueden ayudar a considerar estas ideas a medida que apliquen a su propia situación.
El ovario es un órgano muy activo desde el punto de vista de la multiplicación celular. A lo largo de la vida fértil de la mujer, produce cada mes el desarrollo de múltiples folículos que dan lugar a ovulaciones. En este proceso de ovulación se va a predisponer al desarrollo de una serie de cambios celulares, que, si se dan una suma de acontecimientos adversos, pueden provocar el crecimiento desenfrenado de una clona celular (o grupo de células), y eso desembocar en cáncer. Cada vez se tiene más conocimiento sobre que la mayor parte de cánceres no proceden del ovario en sí, sino del epitelio de la trompa de Falopio; lo que añade más incógnitas al respecto”.
Algunos factores de riesgo para el cáncer de ovario, como envejecer o tener antecedentes familiares, no se pueden cambiar. Sin embargo, las mujeres podrían disminuir ligeramente su riesgo evitando otros factores de riesgo, por ejemplo, mantener un peso saludable, o no recibir terapia de reemplazo hormonal después de la menopausia.
Otro de los factores predisponentes del cáncer de ovario, está el hecho de las ovulaciones incesantes, esta patología es propia de edades medias y avanzadas de la vida. Todas aquellas circunstancias que reducen las ovulaciones a lo largo de la vida, como tomar anticonceptivos orales durante varios años o haber tenido varios hijos, reducen el riesgo de cáncer de ovario, aunque la causa de fondo del cáncer de ovario se desconoce.
Síntomas inespecíficos, pero persistentes
No hay campañas de diagnóstico precoz del cáncer de ovario. Las ecografías periódicas en las revisiones ginecológicas o determinados análisis de sangre no han resultado eficaces y útiles como otras campañas como las del cáncer de mama, colon o cuello uterino. Eso hace que, desgraciadamente, el 70 o 75% de pacientes se diagnostiquen con la enfermedad en fase muy avanzada. La clínica es muy poco específica: suelen presentar molestias abdominales, a nivel de la parte más baja del abdomen.
Este ma puede causar diferentes signos y síntomas. Las mujeres tienen más probabilidad de presentar síntomas si la enfermedad se ha propagado. Sin embargo, incluso el cáncer de ovario en etapa temprana puede causar síntomas.
Algunos de los síntomas más comunes son:
- Distensión abdominal (abdomen hinchado)
- Dolor abdominal o pélvico
- Dificultad para ingerir alimentos o sensación rápida de llenura al comer
- Síntomas urinarios, tales como urgencia (sensación constante de tener que orinar) o frecuencia (tener que orinar a menudo)
Estos síntomas también pueden ser causados por enfermedades benignas (no cancerosas) y por cáncer de otros órganos. Cuando son causados por el cáncer de ovario, estos síntomas tienden a ser persistentes y a representar un cambio de lo que es normal. Por ejemplo, los síntomas pueden ser más graves o presentarse con más frecuencia. Es más probable que estos síntomas sean causados por otras afecciones, y la mayoría se presenta casi con la misma frecuencia en las mujeres que no tienen cáncer de ovario. Pero si usted presenta estos síntomas más de 12 veces por mes, consulte a su médico para que se pueda encontrar el problema y tratarse si es necesario.
Otros síntomas pueden incluir:
- Cansancio (agotamiento extremo)
- Problemas estomacales
- Dolor de espalda
- Dolor durante las relaciones sexuales
- Estreñimiento
- Cambios en el período menstrual de la mujer, tales como un sangrado más profuso de lo normal o sangrado irregular
- Hinchazón abdominal (vientre) con pérdida de peso
¿Qué sucede una vez diagnosticado?
Una vez diagnosticado el cáncer y puesto en marcha el tratamiento, la adaptación a la nueva realidad es fundamental para sobrellevar el impacto de la enfermedad en todos los planos de la vida (físico, psicológico, emocional y social).
Sus efectos actúan a nivel físico, psicológico, emocional y social. A nivel físico, la mujer afectada va a tener que adaptarse a su estado, ya sea al postoperatorio porque le han practicado una cirugía, a los efectos secundarios de la quimioterapia, a los provocados por el tumor en sí (dolor por la localización de este o por su tamaño), o a los efectos secundarios derivados de la cirugía (en los casos en los que se coloca una colostomía o bolsa para las heces cuando hay metástasis). Lo importante es adaptarse a su nueva realidad.
Es muy importante que la paciente, poco a poco, vuelva a retomar las riendas de su vida. Pero las metas tienen que ser realistas. Por ejemplo, en la mayoría de los casos, la quimioterapia les va a causar astenia, cansancio físico. Entonces, si antes caminaba una hora al día, ahora no podrá hacerlo, pero a lo mejor puede ir a caminar rápido durante media hora. O si antes andaba media hora, ahora podrá hacerlo durante quince minutos. El objetivo no va a ser que se agote, pero lo fundamental es no dejar de practicar este ejercicio físico”.
La paciente también tendrá que adaptar su dieta a los efectos secundarios de la quimioterapia, como las náuseas y la plenitud pospandrial. “En cuanto a las dietas, corren por internet muchos bulos, como las ‘dietas anti-cáncer’, y eso es muy perjudicial porque pueden provocar carencias nutricionales en las pacientes que las siguen. Lo recomendable es llevar una dieta variada saludable, la básica que se aconseja para toda la población: la mitad del plato que sean verduras, un cuarto de proteínas y el otro cuarto, de cereal”.
En resumen, ¿qué cuidados básicos necesitaría una paciente afectada de cáncer de ovario? “Un estilo de vida saludable, una dieta sana y un ejercicio adaptado a su estado físico. Dedicarse tiempo para cuidarse y dejarse cuidar. Respetarse a sí misma sabiendo lo que quiere y tomar las riendas de su vida, pudiendo decidir qué hacer y qué no. Darse tiempo para hacer cosas que le gusten.