A medida que la población mundial se expande y aumenta el poder adquisitivo, los medicamentos y productos de cuidado basados en químicos se vuelven más comunes. Si bien los productos farmacéuticos son esenciales para la salud y el bienestar humanos, se desconocen sus efectos en las fuentes de agua dulce de las que dependemos para nuestra existencia, así como su impacto en la salud humana y la biota.
La presencia de sustancias farmacéuticas en el medio ambiente es una preocupación mundial. Según un estudio publicado en junio de 2018 en Estados Unidos, las instalaciones de fabricación de medicamentos son una importante fuente de contaminación ambiental. Las plantas de tratamiento de aguas residuales no pueden filtrar los compuestos químicos utilizados para fabricar productos de cuidado personal y medicamentos, por lo que estos químicos se filtran en los sistemas de agua dulce y en los océanos.
Antecedentes y ámbito
Los productos farmacéuticos son sustancias químicas sintéticas o naturales que se pueden encontrar en medicamentos recetados, de venta libre y veterinarios. Estos productos contienen ingredientes activos diseñados para provocar efectos farmacológicos y beneficiar significativamente a la sociedad.
Los fármacos se pueden introducir en las fuentes de agua a través de aguas residuales que transportan excretas de personas y pacientes que los hayan utilizado; por eliminación inapropiada de medicamentos (por ejemplo, arrojándolos por el inodoro); y por medio de residuos líquidos agrícolas, incluido el estiércol del ganado. Estos productos se han convertido en una cuestión de creciente preocupación para el público, debido a que podrían llegar a las fuentes de agua potable.
Presencia de productos químicos en el agua potable
El uso generalizado de los productos farmacéuticos (tanto recetados como de venta libre) ha dado lugar a una descarga continua de esos productos y sus metabolitos en las aguas residuales. Además, los productos farmacéuticos llegan a las fuentes de agua a través de los efluentes de instalaciones de fabricación o producción insuficientemente controladas, principalmente las relacionadas con los medicamentos genéricos.
Gracias a las mejoras en la sensibilidad de los métodos analíticos para la medición de esos productos químicos en concentraciones muy bajas, algunos estudios revelaron concentraciones de trazas de productos farmacéuticos en aguas residuales, fuentes de agua y aguas potables. Por lo general, las concentraciones en aguas superficiales, subterráneas y parcialmente tratadas eran inferiores a 0.1 µg/l (or 100 ng/l), mientras que en el agua tratada eran inferiores a 0.05 µg/l (or 50 ng/l). Estas investigaciones sugieren que los productos farmacéuticos están presentes, aunque en concentraciones mínimas, en muchas fuentes de agua que reciben efluentes de aguas residuales.
La presencia de los productos farmacéuticos específicos en una fuente de agua puede variar de un lugar a otro en función del tipo de productos farmacéuticos y la magnitud de la descarga en las masas de agua.
Los factores determinantes son los productos farmacéuticos recetados, utilizados o fabricados en la zona, así como el tamaño de la población en la cuenca de captación. La presencia y la concentración de productos farmacéuticos en las fuentes de agua receptoras, que son la vía principal hacia el agua potable, dependen de la dilución, la atenuación natural y el tipo de tratamiento de aguas residuales aplicado.
Riesgos de incorporación de productos farmacéuticos en el agua potable
Actualmente existen pocos programas de seguimiento sistemático y estudios completos sobre la exposición humana a productos farmacéuticos presentes en el agua potable. Por lo tanto, el limitado número de datos disponibles sobre la presencia de diversos grupos de productos farmacéuticos utilizados en la actualidad, así como de sus metabolitos activos, representa un desafío clave para evaluar el riesgo potencial para la salud humana derivado de la exposición a concentraciones muy bajas de productos farmacéuticos en el agua potable.
Sin embargo, en el ámbito de la literatura científica se han publicado diversos métodos de detección y priorización de productos farmacéuticos, que permiten evaluar los riesgos para la salud humana derivados de la exposición a esos productos a través del agua potable.
Por lo general esos métodos se rigen por el principio de la “dosis terapéutica mínima” (también llamada “dosis mínima efectiva clínicamente”) o la ingesta diaria admisible, junto con factores de seguridad o de incertidumbre relativos a los diferentes grupos de productos farmacéuticos, a fin de deducir un margen de seguridad o de exposición entre el peor caso de exposición observado o previsto, y la dosis terapéutica mínima o la ingesta diaria admisible.
Las observaciones actuales sugieren que es muy poco probable que la exposición a niveles muy bajos de productos farmacéuticos presentes en el agua potable pueda suponer riesgos adversos apreciables para la salud humana, ya que las concentraciones de esos productos detectadas en el agua potable (generalmente en magnitudes de nanogramos por litro) son varias órdenes de magnitud (por lo general más de 1.000 veces y con frecuencia mucho más aún) inferiores a la dosis terapéutica mínima.
Medidas de control y gestión de riesgos
Las concentraciones de la gran mayoría de productos farmacéuticos en el agua se pueden reducir mediante procesos naturales (por ejemplo, adsorción sobre los sedimentos, fotodegradación solar y degradación biológica) o durante los procesos posteriores de tratamiento de agua potable y aguas residuales. A pesar de sus propiedades farmacológicas únicas, la respuesta de los productos farmacéuticos al tratamiento no difiere de la de otros productos químicos orgánicos, y las tasas de eliminación dependen de sus propiedades físico-químicas y de la tecnología utilizada en el tratamiento.
Los procesos convencionales de tratamiento de agua, por ejemplo, la cloración, pueden eliminar aproximadamente el 50% de estos compuestos, mientras que los procesos de tratamiento más avanzados, tales como la ozonización, la oxidación avanzada, el carbón activado, la nanofiltración y la ósmosis inversa pueden lograr mayores tasas de eliminación; la ósmosis inversa, por ejemplo, puede eliminar más del 99% de las grandes moléculas de productos farmacéuticos.
Como cualquier intervención de salud pública, el financiamiento de toda medida para mejorar la seguridad del agua procede de recursos limitados que se deben asignar cuidadosamente, teniendo en cuenta sus efectos benéficos. Sin embargo, la introducción de sistemas adicionales especializados y costosos para el tratamiento de agua potable, en particular para reducir las concentraciones de trazas de productos farmacéuticos, no se considera necesaria en este momento, dado que el beneficio para la salud humana sería limitado.
El enfoque más adecuado para minimizar la presencia de productos farmacéuticos en el agua potable y reducir la exposición humana consiste en prevenir o reducir su paso al medio acuático, en la medida que sea razonablemente viable. Esto se puede lograr mediante una combinación de medidas preventivas tales como el suministro de mejor información al público sobre el uso y la eliminación racional de los medicamentos y productos farmacéuticos (por ejemplo, evitar arrojar por el inodoro medicamentos no utilizados); la capacitación de los prescriptores y la ejecución sistemática de programas de recuperación de medicamentos.
Sin embargo, en consonancia con el plan para la seguridad del agua basado en el principio de control de contaminantes en la fuente, sería apropiado tratar de mejorar los métodos de tratamiento de aguas residuales con el fin de suprimir de la principal vía de entrada en el medio acuático los productos farmacéuticos y otros preocupantes contaminantes potenciales.
Seguimiento de la presencia de productos farmacéuticos en el agua
En vista de la falta de disposiciones normativas, el seguimiento regular de la presencia de productos farmacéuticos en las fuentes de agua y el agua potable a escala nacional no sería conveniente, excepto en casos en los que las circunstancias locales sugirieran la posibilidad de concentraciones elevadas (por ejemplo, fábricas con descargas de efluentes en el curso superior de una fuente de agua potable).
En esas circunstancias se puede realizar un seguimiento de investigación, por ejemplo, de las aguas superficiales y subterráneas, así como de los efluentes de aguas residuales, a fin de evaluar los niveles de presencia y exposición posibles; en caso necesario, los valores detectados se pueden elaborar junto con una evaluación de los riesgos potenciales para la salud humana derivados de la exposición a los productos farmacéuticos por medio del agua potable.
Sobre la base de los resultados de esa evaluación de riesgos se podrían examinar posibles medidas de control, como parte de un plan de seguridad del agua. Entre las dificultades prácticas asociadas con la ejecución de programas de seguimiento de los productos farmacéuticos se incluyen la falta de protocolos estandarizados de muestreo y análisis, los elevados costos y la limitada disponibilidad de los instrumentos de análisis necesarios para medir la diversa gama de productos farmacéuticos que podrían estar presentes.
Las encuestas de investigación deberían adaptarse a las circunstancias locales, teniendo en cuenta los procesos existentes para el tratamiento de aguas residuales y de agua, y los productos farmacéuticos (y sus metabolitos) que se comúnmente prescritos, utilizados o fabricados en la zona de captación en cuestión. Tales estudios deberían realizarse con las adecuadas garantías y rigurosas comprobaciones de calidad, y planificarse con miras a determinar si el agua potable plantea un riesgo significativo.
Falta de conocimientos
Si bien las actuales evaluaciones de riesgos indican que es muy improbable que las bajísimas concentraciones de productos farmacéuticos presentes en el agua potable planteen un riesgo considerable para la salud humana, existen lagunas de conocimientos. Entre ellas se incluyen la falta de evaluación de los riesgos para la salud humana asociados a la exposición prolongada a bajas concentraciones de productos farmacéuticos, y los posibles efectos combinados derivados de las mezclas de productos farmacéuticos.
Aunque los márgenes de exposición son sustanciales, sería conveniente confirmar que esos márgenes son adecuados para potenciales subpoblaciones sensibles, y caracterizar mejor los riesgos sanitarios, si los hubiere, de las exposiciones de bajo nivel a largo plazo. Además, la investigación futura debería centrarse en el desarrollo de métodos o protocolos para priorizar la evaluación global de todos los riesgos derivados de productos farmacéuticos relacionados con el agua potable.