Ese es un importante problema de salud que afecta a casi 10 por ciento de la población del planeta y se asocia esencialmente a otras enfermedades no transmisibles y factores de riesgo.
Así lo afirmó el doctor Alexander Mármol Sóñora, vicepresidente de la Sociedad Cubana de Nefrología y especialista del Centro Coordinador Nacional de Enfermedad Renal Crónica, Diálisis y Trasplante Renal que radica en el capitalino Instituto de Nefrología.
Según informes del 2022, entre las causas principales están: hipertensión arterial (34,4 por ciento), diabetes mellitus (31,6), uropatías obstructivas (6,5), enfermedad renal poliquística (5,5) y glomerulopatías (4,6).
Las condiciones socioeconómicas en el nivel global provocaron que en los últimos tiempos las dos primeras causas muestren un alza considerable, a lo que han contribuido la inadecuada alimentación y el aumento del estrés y la obesidad.
A ello se suma el impacto de la Covid-19, enfermedad infecciosa que produce un estado inflamatorio crónico que genera las condiciones propicias para producir mayor daño renal.
La ERC se define como un daño estructural y/o funcional del riñón por más de tres meses. Se trata de un estado donde el paciente va perdiendo lenta y progresivamente la función renal, y se expresa por marcadores de daño anatómicos o fisiológicos.
Las formas de mantenerlo con vida es por hemodiálisis —conocida comúnmente como riñón artificial— que se hace con la propia sangre del paciente tres veces a la semana en el hospital, o por diálisis peritoneal.
Este último proceder consiste en introducir líquido en el abdomen del paciente y hacer un intercambio para extraer productos nitrogenados y desechos del organismo, lo cual puede realizarse manualmente por enfermeras o por máquinas en la casa del enfermo.
TRASPLANTE RENAL
Del total de casos que están en diálisis tan solo de 10 a 15 por ciento puede ser elegible para un trasplante renal, pues el resto no reúne las condiciones para someterse a esa operación.
En cuanto al impacto de ese procedimiento, el nefrólogo comentó que el trasplante es tres veces más económico que la diálisis y el trasplantado aumenta su calidad de vida en el orden biopsicosocial, pues, entre otros aspectos, no requiere someterse a más diálisis y solo requiere medicamentos y chequeos médicos periódicos.