¿Quién no se ha tomado o ha escuchado decir que una infusión de manzanilla es ideal para aliviar los malestares del estómago? Muchos conocen del bien que hace esta bebida al sistema digestivo, pero sus propiedades curativas van más allá, sobretodo si hablamos de nuestra salud bucodental.
Esa planta de pequeñas florecillas de pétalos blancos, protuberante centro amarillo y aroma afrutado, también conocida como Camomilla (Matricaria recutita), es una de las hierbas más usadas por sus propiedades curativas y también estéticas. Es originaria de Europa occidental y el norte de Asia.
Su uso en tal sentido está registrado en tiempos de la Antigua Grecia, Egipto y el Imperio romano, pero se volvió verdaderamente popular en la Edad Media cuando era recomendada para tratar el asma, problemas nerviosos, náuseas, afecciones en la piel, sedante, tónico, vasodilatador y antiespasmódica, etc.
Idónea para la prevención y tratamiento de gengivitis y periodontitis
Según los expertos de la OMS, las enfermedades bucodentales como son la gingivitis o periodontitis son consideradas como una de las afecciones más comunes del género humano. Estas dolencias de las encías, afectan alrededor del 80 % de los niños en edad escolar y más del 80 % de la población adulta las ha padecido alguna vez a lo largo de su vida.
La manzanilla se destaca por ser muy utilizada en todas las especialidades médicas pero sobretodo estomatológicas. Gracias a su acción antiinflamatoria, cicatrizante, antialérgica, analgésica, antiséptica y bacteriostática que esta planta posee.
Se ha demostrado que la manzanilla actúa también sobre la placa dentobacteriana, principal factor de riesgo de la enfermedad periodontal y es utilizada para el tratamiento de procesos agudos y crónicos periodontales.
Componentes químicos que la hacen única
Químicamente, sus componentes son mezclas de diversos compuestos entre los que se encuentran los monoterpenos y sesquiterpenos, donde prevalece la presencia de los terpenoides. Se ha reportado que un extracto de flor de manzanilla produjo in vitro una acción antibacteriana y antifúngica sobre el Streptococcus mutans, Pseudomona, Klebsiellas y Candidas.
Dentro de los componentes de la manzanilla se encuentran los siguientes: azuleno, alfa bisabolol, ácido cafeico, ácido tánico, ácido clorogénico, umbelliferona, apigenina, herniarina, luteolina, ligeras cantidades de carotenos, vitamina C y alcohol sesquiterpético. Se plantea que el azuleno es el principal responsable de las propiedades antiinflamatorias de la manzanilla, aunque el mecanismo de su eficacia no se ha aclarado. En cambio, al alfa bisabolol se le atribuye una acción antiséptica, antiulcerosa y antiinfecciosa. El ácido cafeico según otro estudio in vitro posee acción contra el Streptococcus mutans. Se conoce que la vitamina C presente también en la manzanilla es antiinfecciosa y cicatrizante.
Usos bucodentales
Con la manzanilla en forma tópica y sus preparados que contienen azuleno, añadidos a enjuagatorios bucales y pastas dentífricas se han tratado estados inflamatorios de la boca y la laringe.
El aceite esencial de mazanilla tiene propiedades antibacterianas y protege las heridas de las infecciones. Es muy usado como un remedio natural para los abscesos dentales, conjuntivitis y otras infecciones
La manzanilla puede ser elaborada en forma de tintura o de extracto floral. También puede ser preparada en la casa para un uso no mayor de 24 horas en forma de cocimientos, al utilizar la planta completa hervida, en infusión, empleando agua recién hervida al agregar la planta y el macerado, cuando se machaca la manzanilla y se le añade agua hervida. En caso de preparación casera se deben tener en cuenta ciertas indicaciones como no almacenar en vasijas metálicas, no usar por tiempo prolongado y no mezclar las plantas
El uso de la manzanilla no presenta ningún efecto indeseable, porque gracias a su composición natural, no presenta efectos secundarios ni contraindicaciones como sucede con la mayoría de medicamentos con compuesto químicos.